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Intervención del trabajo social neurológico con personas con enfermedad de Alzheimer
07 - 11 - 2022
Categorías: Divulgación
Etiquetas: alzhéimer , demencias , intervención , trabajo social , neurología
VERÓNICA OLMEDO VEGA | TRABAJADORA SOCIAL NEUROLÓGICA DEL HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO DE VALLADOLID, DOCTORA EN CIENCIAS DE LA SALUD Y PROFESORA ASOCIADA DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
La enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa primaria caracterizada por una disminución progresiva de la función cognitiva. Es la causa más frecuente de demencia, y una de las principales causas de morbimortalidad en el paciente anciano 1. Los síntomas más comunes de la EA son, entre otros el olvido de hechos o conversaciones que han ocurrido poco tiempo antes, facilidad de distracción ante estímulos múltiples, incapacidad de planificación y/o realización de tareas complejas y secuenciales; desorientación en la calle; dificultad para reconocer rostros familiares; dificultad para encontrar palabras; cambios comportamentales como la disminución de empatía, etc.
La relación de ayuda que se establece en la práctica profesional del trabajo social, que interviene con las personas en sus contextos de vida y convivencia, debe considerar siempre las particularidades y situaciones específicas que viven las personas, y especialmente aquellas provocadas por enfermedades neurológicas como el Alzheimer.
El Trabajo Social Neurológico (TSN) “es la intervención social profesional con personas con enfermedad neurológica que se desarrolla mediante la utilización de un conjunto de métodos y procedimientos técnicos específicos del trabajo social, para lograr el acceso a la recuperación integral de la persona (funcional, social y laboral) en pacientes que son potencialmente recuperables, o para mantener el rendimiento funcional y contribuir a evitar o ralentizar el avance de la enfermedad en las personas que sufren procesos neurodegenerativos” 2. La intervención del TSN con pacientes diagnosticados de EA debe tener en cuenta su realidad bio-psico-social presente y futura, con un abordaje integrado del conocimiento y del manejo de la interacción personal con la persona afectada por la enfermedad, que va transformándose a medida que el proceso neurodegenerativo avanza, modificando tanto el comportamiento de la persona como de su familia y su entorno convivencial. Esta responsabilidad profesional del TSN ha de ser reforzada por el número creciente de personas con enfermedades neurológicas que demandarán y requerirán de medidas de apoyo (Ley 8/2021), contribuyendo a garantizar la respuesta a esos ajustes y adaptaciones derivadas de la EA a fin de que las personas puedan participar en condiciones de igualdad en todos los procesos.
El circuito de intervención con estos pacientes, como trabajadora social neurológica del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, se desarrolla secuencialmente en una serie de fases:
01- Recepción de la demanda y acogida. El caso es puesto en conocimiento de la trabajadora social a través de tres posibles vías: médico/a neurólogo, enfermería, iniciativa propia del paciente o su familia. El momento de la recepción del caso, es clave en la intervención social, se aconseja iniciarlo en el momento del diagnóstico, acompañando al paciente desde la fase inicial de perplejidad y asombro. La trabajadora social debe realizar una escucha activa intentando proporcionar una información precisa y clara para que las personas puedan procesar la información con facilidad. Se concierta otra entrevista a los pocos días donde se obtiene más información del caso, se realiza una detección de necesidades y se orienta para el establecimiento del Plan de Intervención Social.
02- Recogida de información y estudio. En esta fase se explora y aborda el conocimiento amplio de la situación socio-familiar (composición familiar, dinámica familiar, nivel de comunicación, incapacidad legal, figura legal de referencia, con qué apoyos reales cuenta, situación laboral, personas de contacto, factores psicosociales que inciden en su enfermedad, manifestaciones de problemas sociales y sanitarios, cómo gestiona sus emociones en su proceso de enfermedad, entre otros) y recaba información de otras fuentes (Atención Primaria, Servicios Sociales, juzgados, lugar de trabajo, Tercer Sector).
03- Diagnóstico social sanitario/valoración social. En esta fase se definen y concretan los factores que inciden en la situación de necesidad-problema psicosocial del paciente y de su entorno (fortalezas y amenazas) que orientarán el Plan de Intervención Social. La valoración social realizada por la trabajadora social de neurología recoge la afectación y extensión de la enfermedad, en qué áreas, el conocimiento y la percepción del paciente y la familia ante el diagnóstico de alzhéimer u otra demencia; el tratamiento clínico-social establecido (rehabilitación psicofísica y social que precisa, ayudas técnicas que requiere, apoyos sociales, derivaciones y coordinaciones realizadas, establecimiento de pautas sobre organización y dinámica familiar, entre otros).
04- Plan de intervención social. El Plan de Intervención Social recoge objetivos, áreas, actuaciones a desarrollar y profesionales responsables, planificando los apoyos necesarios. La trabajadora social neurológica del HCUV forma parte del equipo multidisciplinar y, por tanto, planifica y evalúa junto con el resto de los componentes del equipo la forma de trabajar con el paciente y su entorno. Su intervención está encaminada a trabajar al servicio de la persona, pero de forma directa con su familia y concretamente con las personas que asumirán el rol de cuidadoras principales.
05- Evaluación y seguimiento. El seguimiento es una fase imprescindible del proceso de intervención social con el paciente con EA por parte de la trabajadora social neurológica del HCUV. Un seguimiento programado, con el paciente y la familia que coincide con consulta al Neurólogo y/o a demanda según las necesidades del paciente y su familia. Durante este seguimiento se mantienen entrevistas con el familiar y/o el paciente, tratándose aspectos como la nueva organización y dinámica familiar, valorando de la necesidad de otros apoyos. El diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa precisa de un seguimiento social que permita reevaluar las nuevas necesidades y los apoyos que está recibiendo, para contribuir a garantizar que están siendo los adecuados acorde a la evolución de la enfermedad, a las limitaciones funcionales que va presentando y a su entorno socio familiar.
En definitiva, el Trabajo Social Neurológico debe adaptar su intervención social y ejecutarla con eficacia, incorporando a la misma el conocimiento de las particularidades de la enfermedad neurológica: significado de la enfermedad, su extensión y límites, entendimiento de la sintomatología, los aspectos sociosanitarios más básicos para lograr un mayor confort y protección de la persona, entre otros.
1. D. Barragán-Martínez, M.A. García-Soldevilla, A. Parra-Santiago y J. Tejero-Martínez. Enfermedad de Alzheimer. Medicine - Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, 2019, Volumen 12, Número 74, Páginas 4338-4346.
2. Mª.J. Aguilar-Idáñez y V. Olmedo-Vega (2022). Guía práctica de trabajo social neurológico. Ediciones de la UCLM. 2022. DOI: https://ruidera.uclm.es/xmlui/handle/10578/29632
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